Los Theng Ngna: amuletos llenos de significados místicos
Durante milenios, las culturas rurales del Tíbet, Nepal, Bután y Mongolia, han utilizado pulseras Theng Ngnà, cada elemento que forma este objeto tiene una interpretación precisa, llena de significados místicos. Son símbolos de respeto y veneración, usados por los monjes, chamanes, animistas, tribus rurales y nómadas en las regiones remotas del Himalaya. Según cuidadosos eruditos de la antigua iconografía tibetana como Nebesky–Wojkowitz, escritores sobre el origen de las deidades ancestrales, el conocimientos de estos amuletos se transmite de generación a generación por vía oral en la región nórdica del Amdo, en el Thang-Lha ( Byang Thang ) a los pies de la Sagrada Montaña Yar – Lha – Sham – Po.
Se dice que el Dios Yar – Lha – Sham – Po ( deidad pre – budista de las tribus nómadas y para el resto de la población tibetana), había dado a un sabio curandero Bon- po, la tarea de crear un poderoso amuleto que tuviera elementos de luz, piedras sagradas de la montaña, tres metales, el dzi bead la joya caída del cielo, plantas medicinales con muchas propiedades beneficiosas, y los tres colores principales fusionados en la luz blanca. El amuleto debía ser capaz de hacer surgir del corazón humano, la energía celestial y las virtudes espirituales en las personas.
Lápiz azul= Voluntad – Ámbar= Sabiduría – Coral rojo= Acción.
Para la población los metales del Himalaya y las piedras tienen un significado sagrado con respecto a la irradiación de la energía . En la historiología del Tíbet, los miembros de la nobleza adoraban las deidades del Bon (antigua religión del Himalaya); estas familias y sus antepasados utilizaban piedras, símbolos y amuletos protectores Theng Ngnà. Los dioses del panteón tibetano están llenos de la energía del ambiente y el misticismo budista-animista, están representados en las rocas, los símbolos y los mismos amuletos.
Theng Ngnà son pulseras amuletos procedentes de la cordillera del Himalaya, visualmente y metafísicamente describen un mundo filosófico y místico. Su significado está profundamente unido al espíritu que evoca el poder de la naturaleza, las deidades budistas y las virtudes humanas. Siguen un orden preciso en la elección de los elementos naturales que los componen. En la zonas del Himalaya el altiplano tibetano nos muestra un medio ambiente difícil, profundamente impredecible, un lugar donde la capacidad enigmática y de sobrevivencia del ser humano se ponen a dura prueba .
Textos sagrados antiguos, como el Sutra de la Omnipresencia mencionan lo ”cinco ojos venenosos del mal”, los malos pensamientos y las trampas de la envidia. Afirman que la estrategia del ”ojo por ojo” o la venganza, serían las causas que originaron el karma negativo. Objetos tales como el Dzi de ágata , collares de turquesa, coral, ámbar, entre otros son ofrendas que adornan las estatuas más importantes y veneradas del Tíbet.
La cosmología y las enseñanzas budistas explican que es el alma, el centro de la espiritualidad humana, superior, eterna e inmutable, idéntica a la esencia del “Si” interior. El alma decreta los tres mil mundos existentes en un instante de vida, la naturaleza y sus elementos proporcionan fuerza y protección. Los chamanes del Himalaya sostienen que la fuerza natural tiene una conciencia y esta genera sus propias formas de energía en el universo. Los componentes del Theng Ngnà no poseen inteligencia y no pueden tener su propia voluntad, por lo tanto, tiene que existir una causa que les despierte, los active.
El gatillo o causa interior es el potencial inherente en cada piedra o metal. El acto clave de esta causa es la intención de quienes le dieron forma a estos amuletos, la vibración sonora de sus oraciones y la fuerza del ambiente que vive en el espacio geográfico de origen. La causa que da lugar a la energía del objeto se refiere a la interacción entre el alma humana y la energía del universo, el creador del objeto y el usuario. Con su simbolismo, el amuleto nos recuerda el camino que queremos seguir, lo que deseamos que suceda en nuestras vidas, nos anima a perseverar en la consecución de nuestro objetivo. Llevarlo nos hace estar constantemente conscientes de ello, para mantener la concentración. El amuleto nos sugiere de prestar atención, luchar por los objetivos y nos da claridad para interpretar los medios que sirven para alcanzar dichos objetivos. Es necesario precisar que los amuletos tienen la importancia que cada persona les da, si no se interioriza su significado profundo en relación con nuestro ser, es mejor no usarlos. En otros lugares del ” Asia Central, los brahmanes, los budistas y los hindúes creen que la posesión de estos talismanes especiales atraen energías positivas y amplifican lo bueno que ya existe. Transmitido de generación en generación como un valioso patrimonio cultural y espiritual, los Theng Ngnà son objetos únicos y personales hechos a mano, destinados a resguardar a sus dueños del peligro, el dolor, la maldad y los riesgos causados por las malas energías espirituales.
De acuerdo con los preceptores religiosos del antiguo arte tibetano, relacionado con la protección invisible, estas pulseras ,son un símbolo de buena suerte que protege de las enfermedades y otras fuerzas oscuras consideradas peligrosas. Durante mucho tiempo, la información sobre estos amuletos fascinantes era un privilegio de unos pocos sabios, chamanes, monjes y conocedores de las prácticas rituales y secretas relacionadas con el Bon, la doctrina que convergió con otros métodos y conocimientos místicos ocultos en las áreas del Qinghai, la tierra histórica del Amdo.
El diseño y los colores del Theng Ngna son expresión de la vivacidad y el carácter alegre de quienes los realizan , sin olvidar el respeto y la santidad de la vida. La experiencia budista y animista de los tibetanos es importante en el proceso de creación de estas fascinantes joyas, después de todo, el significado da un valor añadido a la forma. Las personas de fe desinteresada son conscientes de sí mismos, donan protección invisible a estos magníficos amuletos, ellos se manifiestan a su espectador a través de la experiencia estética.